Nacido en las montañas de Afganistán, este lapislázuli Royal Blue encierra la intensidad serena del cielo convertido en piedra. En su superficie se entrelazan tonos profundos de azul ultramar con destellos dorados de pirita y delicados velos de calcita que recuerdan el mapa de un firmamento antiguo, donde la luz parece haberse detenido en contemplación.
La forma del obelisco acentúa su porte majestuoso, elevando la mirada hacia una verticalidad contenida que une elegancia y profundidad. El pulido revela variaciones casi líquidas en el color, como si la piedra respirara lentamente, dejando que la claridad se mezcle con la oscuridad en un mismo gesto. En su presencia hay algo que invita al recogimiento, una calma que se reconoce.
Ideal para espacios de pensamiento, estanterías de diseño o lugares donde la belleza dialogue con calma. Su azul profundo introduce una sensación de silencio atento, como una pausa que afina la mirada y el ánimo.
Una pieza que parece recordar que la verdadera claridad no llega al entenderlo todo, ella llega cuando uno se atreve a contemplar lo desconocido sin miedo a perderse en él.

